lunes, 19 de noviembre de 2012

El lunes

Todo comenzó a las nueve de la mañana:
me levanté muy contenta para ir al médico a hacerme el chequeo que pide la UBA. Me habían dado turno para las once así que, para salir con tiempo, me tomé el 109 a las diez.
- Hola señor chofer, hasta Warner y X?
- 1.20

Pasó una hora de viaje y nunca llegamos a la dirección por lo que le dije al señor chofer:
- Disculpe señor chofer, cuando llegamos a Warner?
- No pasamos por Warner, bajate acá y tomate el 109 para el otro lado
- Bomba
Me fui para el otro lado y después de un recorrido no especificado en la guía t (porque JUSTO esa parte se salía de la hoja y no seguía en ninguna otra), me bajé a ocho cuadras del médico. A todo esto ya eran casi las doce y yo estaba con doce horas de ayuno.
Llegué.


Oftalmólogo:
- leé de la F para abajo
- ... -
- F, J..
- g...no, pará, z... g!!!!
- a?

Dentista:
- dientes apiñados. Necesita ortodoncia

Señora de recepción:
- muy bien, volvé en dos semanas y te hacemos el psicológico

Salgo, me tomo el 106 hasta casa y con mis últimos 10 pesos voy al chino
- Hola Señor Pelirrojo que agarra la carne con la misma mano con la que agarra la plata, me da una milanesa de carne, por favor?
- si, como no

Llego a casa y... la cocina destruida, el horno y la mesada al lado de la heladera y el plomero diciendo que "el señor" le dijo que no iba a cocinar nadie, que trabajara tranquilo.
"Impresionante señor!!!"

Partí con mi milanesa, un huevo envuelto en diario y el paquete abierto de arroz gallo para lo de Eugenia. Corté mi milanesa en dos y... era de pollo.

Buen lunes para todos!!!!!!

viernes, 9 de noviembre de 2012

Mala suerte!

En el almuerzo le di el salero en la mano haciendo caso omiso a su cara de pánico. Salí dejando la puerta de casa sin llaves y camine unas cuadras sin rumbo fijo. Fingí una repentina sordera frente a los maullidos desconsolados de ese gato negro que segundos antes se había cruzado en mi camino; casi herré la patada, pero lo alcancé en un rapto de lucidez física, pasando por debajo de la escalera
 que usaba un arreglasemaforos municipal.
Crucé Libertador con luz verde, distraído, mandando mensajes con mi celular último modelo: el 130 me estaba esperando. Le pedí un boleto de $1,10 y me senté en el lugar reservado para discapacitados que esa amable viejecita me estaba cediendo. Le pedí a su marido, octogenario también, que me dejara poner mi mochila en su asiento. Accedió sin titubear.
Una voz ronca me despertó. El colectivero me avisaba que habíamos llegado a mi parada. Le pedí dormir 5 minutos más, pero solo me dejo 4 por la creciente impaciencia que manifestaron los otros pasajeros.
Me bajé por la puerta de adelante y me fui silbando bajito un tango que había escuchado de mi abuelo.
Antes de entrar a la facultad, vi un billete tirado. Me agache a levantarlo y era uno de $50.
No puede evitar pensar en mi mala suerte… hay gente que se encuentra de $100. Pero era viernes, tampoco me iba a andar quejando.

martes, 18 de septiembre de 2012

Te amo futbolísticamente

12 minutos del primer tiempo marcaba el reloj y ya perdíamos 3 a 0.
Se venía la goleada mundial. La humillación. Pero supimos mantenerlo ahí hasta que al final del primer tiempo el 9 nuestro metió un gol y nos fuimos al descanso 3 a 1 abajo.

Arrancó el segundo tiempo y a los pocos minutos metí un gran gol de cabeza q grite con el alma, porque sabía que se les venía la noche a ellos ahora. 3 a 2 y muchos minutos por delante.

A los 15 minutos de esto, metí otro a pura guapeada saltándole al arquero a cabecear cuando intentaba agarrarla, la pelota quedo ahí picando en la línea, el arquero vencido, y yo tirado en el piso. Pero como una arañita me las ingenié para moverme por el piso hasta el balón q picaba solo y libre a metro y medio. La empuje, y 3 a 3. Festejo, grito, quilombo. Aunque el capitán insistía, VAMOS MATIS, VAMO Q EL EMPATE NO NOS SIRVE, teniendo este mucha razón.

A la media hora de partido, el 7 nuestro mete otro gol, el 4 a 3, y quilombo. Festejo, montonera, risas, abrazos, futbol. Y ahí es cuando uno se da cuenta q nada está perdido, jamás. Pero quedaban 10 minutos de partido...

A los 3 minutos de todo esto, quedamos mal parados, no rechazamos una pelota parada y por atrás entra uno de ellos, solo. Solisimo. y sella el 4 a 4.

Sellar es una forma de decir. porque no estaba terminado. A 5 del final, pelota parada para mantis. Tiran un centro bastante malo que pica en la medialuna del área. pero yo me di cuenta q no venía bien, entonces retrocedí a buscar la bocha. Cuando la pelota pico envenenada e intente frenarla, lo que paso fue q se me levanto más aun. Y quedo ahí, en ese lugar donde los nobles y valientes siempre quieren que les quede. Ese lugar, era arriba de mi cabeza. No me quedo otra que improvisar una chilena espectacular, poner el 5 a 4 final y gritarlo como nunca en mi vida.

Hat trick, chilena, cabeza, guapeada, 5 a 4, quilombo, vida, futbol.

*Homenaje a mi ídolo del futbol amateur.

jueves, 5 de julio de 2012

En mi colectivo no se roba

El tiempo paso, y perfeccioné mi técnica luego de un sinfín de aventuras desde aquella primera vez en la que, no sin cierta timidez y vergüenza, increpé a un amigo de lo ajeno para que soltara una billetera sin recibir más que miradas indiferentes a cambio.
Tengo un talento que uso en beneficio de la humanidad, para que las personas que viajen conmigo se sientan tranquilas y seguras, y puedan jugar con sus hijos entre los asientos con tierra de la línea 152 o 62 y puedan dejar sus mochilitas en los pasillos sin temor a ser víctimas de un robo calificado.
Vivir con un fantasma en la nuca, perseguido cuando sacas el Ipod tuch vigésima generación para pasar al siguiente tema musical, contar dólares conseguidos a cambio oficial  obtenidos de la venta de tu casa de fin de semana, o dormir una siesta no son más problemas si yo, Fede, le pido al chofer un pasaje de $1,20 y me ubico cerca de la puerta del medio, para controlar el flujo de personas.
¿Qué poder es ese? Se preguntará algún lector ocasional que llegue a estas líneas.
El poder de identificar, reducir, hacer confesar y expulsar a los malhechores, carteristas y arrebatadores de las líneas de transporte.
El poder es solamente una alarma interna que me permite identificar al sospechoso.
Esto me trajo muchos problemas, pues las primeras veces, increpaba al susodicho sin haber antes corroborado la identidad, antecedentes ni ocultas intenciones. La gente empezó a sospechar que yo estaba loco, que tenia conductas violentas injustificadas y tomaban inmediatamente distancia. Lo solucioné esperando un poco más de tiempo. Le di lugar al maleante para que concrete la acción y yo reacciono en consecuencia.
Me tome el 152 en Córdoba y Alem a las 13:20 para ir a una escribanía de Santa Fe al 1400 a firmar un papel. Lo vi en el medio del colectivo. Masculino, 45 años, rasgos del altiplano, mirada curiosa, andar inquieto. Pasaron 7 cuadras, y llegando a Retiro, realizó un movimiento sospechoso. Tocó el timbre. Y cuando se estaba por bajar lo vi. Algo blanco en su mano. Un celular. Cualquier amateur podría decirme que “quien no tiene un celular si las estadísticas muestran una penetración de telefonía móvil de 1,3 equipos por persona en Argentina”. Pero para los ojos de un científico calificado del robo de poca monta algo andaba mal. Se abrió la puerta, y un segundo más tarde los dos estábamos trenzados en una lucha cuerpo a cuerpo en el cordón de la vereda. El aparato blanco yacía en el piso luego de la caída; la tapa por el otro.
Me pude incorporar, lo levante (al aparato) (al electrónico), y pregunté a viva voz: “¿a alguien le falta su celular?” “A mí no” “ A mí tampoco”. Un frio me recorrió la espalda. Nuevamente mi postura justiciera se ponía en jaque. ¿Y si el acusado era el verdadero dueño? Por suerte, unos segundos más tarde, una ansiosa voz reclamaba su pertenencia.
Mientras el delincuente se alejaba, volví a subir por la puerta del medio, para encontrarme con un cálido aplauso de recompensa, algunas palmadas en la espalda, y tres insistentes ofertas de tomar algún asiento (que tan en alza cotizan en horas pico).

El debate no tardó en instalarse. ¿Vale la pena correr el riesgo o mejor hacerse el sota y que cada uno se cuide?

Mi postura es clara: En mi colectivo no se roba.

viernes, 15 de junio de 2012

Contestación de demanda


El domingo empezó por demás temprano, pero te voy contar lo que pasó recién
después de la siesta de reconocimiento que tomamos una vez instalados.
Sirvió para juntar fuerzas y recuperar energía del viaje, uno lleno de
cosas nuevas, otras viejas y de esas charlas que tienen los amigos que no
se ven tanto como quisieran.
Tumulto de gente y un estacionamiento improvisado sobre una cancha de
fútbol: - Frená boludo! - Paró el auto y ahi estabamos nosotros, los
bomberos, la policía y todo aquel otro personaje de Trinidad que no hubiese
preferido dormir la siesta. Arriba del escenario; un payador, dos copleros
y un relator que a mi parecer estaba excedido de vino tinto y sin embargo
traducía con lujo de detalles lo que sucedía delante suyo. Tres palenques y
un sinfín de potros. Era una doma de barrio.

Se hacía de noche y mientras se cocía la carne esperamos en ronda,
respetando religiosamente los turnos que impone el cebador, escuchamos y
contamos historias de muchos colores, pero todas reales. Sin dudas el
premio se lo llevó Tato, joven paisano oriundo de Treinta y Tres y padre
primerizo, explicó como hay a veces ahy caballos que en verdad son sombras,
probablemente malas, que no se dejan ensillar y galopan a la par de los
temerarios andan de noche de un lugar a otro. Nos advirtió también de esos
niños de catorce años que asustaron una vez a su tío, viejo zorro, y que
hoy en día siguen asustando al ganado mientras jocosamente recorren los
campos de noche. Te repito, todas historias reales que sucedían cerca, ahí
nomás de donde estabamos sentados, por culpa de las cuales a más de uno le
hubiese costado dormir horas mas tarde. Ya estaba oscuro. Comimos sin más
techo que el cielo y debatimos violentamente sobre si esa estrella entre
todas las demás era Marte o Saturno, la unica que no opinó fué Rosaura, que
estaba más preocupada por que su hijo de dos años no se manchara que por
escuchar presunciones astrologicas de gente que sabe poco y nada al
respecto.

La mañana siguiente se fué cambiando novillos de potrero y jugando a
apartar, solo quedó tiempo para poner en marcha, de manera muy ingeniosa el
Unimog y para salir a cazar. Para que sepas hablo de un vehiculo militar,
cruza perfecta que solo sería posible si se enamoraran un camión y un jeep.
Las armas habían sido elegidas desde temprano y esa escopeta que esperaba
en el rincón se transformó rapidamente en parte de mi cuerpo. Suena a
exageración, ya lo sé, pero es tan así que hoy en día puedo decir que matar
dos pajaros de un tiro ya no forma parte de la lista de cosas por hacer.

Si llegaste hasta acá taaanto no debo haberte aburrido, pero ojo que esto
no es un cuento. es una carta, como esas que se mandaban antes y viajaban
en barco, cuando hablar por telefono era una aventura y había muchas cosas
que contar.
Lamento que no nos hayamos podido despedir el Sábado.

Wence

martes, 22 de mayo de 2012

Lo dijo.

"che, sabés si hay sociedad? porque pensamiento no tengo..." (un compañero del CBC a otro)

Lu Harrington

lunes, 21 de mayo de 2012

¿Como se lo digo?



Querida madre,

Uno de tus peores temores se está por cumplir. Me voy a comprar una moto.
Ayer me la entregaron. Mañana voy a elegir el color. Estoy ahorrando, y cuando junte lo que me falta, voy al concesionario y que no se hable más. Toma mi plata. Dame la moto.
No quiero que te asustes, no estoy andando muy rápido. No se manejar, pero es cuestión de tiempo aprender.
Ayer llovía bastante. Si la hubiera tenido me hubiera dado miedo. Por suerte a la tarde paró y fui a probar los frenos, calcular distancias y hacerle el primer Service.
La garantía incluía el de los 1000 km, por suerte. Después me entere de lo que costaba.
Sé que te prometí que solo era para la facultad. A Pilar no voy a ir nunca en la moto, fue un pacto que hicimos antes de que esté en nuestro garaje. Solo por la ciudad. Siempre con casco.
Al hijo de Pappo se le fue la moto porque habrá estado borracho. Yo soy distinto. La vuelta por panamericana el fin de semana pasado fue lenta, nunca me cruce del carril lento. El peaje es mas barato, es otra ventaja.
Pero es ahora mamá, ahora que tengo veintipico, ¿vos nunca tuviste una moto acaso? A mí me encantaría. Aunque sea sacarme las ganas.
Buenos Aires – Mar del Plata.
La cilindrada es 125cc, no sé si entendes mucho de tamaños, no es tanto. Imaginate que una vez vi una de 1100cc, impresionante.
¿Qué me recomendas? Te pregunto ahora porque vos sufrís por estas cosas. No quiero que te sientas mal, quiero que puedas opinar vos también sobre esta elección. No es una decisión fácil, porque no solo implica un esfuerzo económico, sino que es un riesgo. Pero cuando vayamos mi moto y yo, yo y mi moto, generando esa “conexión”… esta mañana viniendo al trabajo me pasó. Fue saliendo de un semáforo en libertador, picando en punta.
Creo que la voy a pedir negra, o azul oscuro.

Tu hijo.

viernes, 13 de enero de 2012

valoración cuantitativa

ella 2 puntos, bikini 3 puntos, el sol 2 puntos, el arena 1 punto, el asado 1 punto, la falta de estrés 1 punto.

y asi, en las vacaciones, las chicas son un 10

El color de los lunes

Esta mañana no andaba el subte verde. Tuve que tomar el colectivo  amarillo que va por Pueyrredon que me dejaba en una calle por la que pasaba el subte rojo. Me subí con todos los negros para salir al rato y ver este cielo gris con algunos pocos pedacitos celestes.
- Entrega el marrón! – le grito un obrero de la obra de Bouchard y Lavalle a una chica que caminaba al lado mío.
Tenía unos ojazos verdes, pero se notaba que la pobre era tan blanca que por mas sol que tomara, siempre se iba a poner rosa en vez de dorada. Igual el grito la hizo ruborizar un poco.