La salida en caravana de Telecom tenía menos autos que una despedida de solteros en algún pueblo del interior del país.
La autopista Buenos Aires - La Plata acorto la distancia y después de dos peajes a precio popular y unas cuadras por la famosa ciudad capital de la cerveza rubia del sur del Gran Buenos Aires la humilde Iglesia apareció en una esquina.
De un lado la familia de Mariela, del otro bando los seguidores de Hugo; en este segundo grupo estaba quien les escribe estas líneas.
La ceremonia religiosa empezó tal lo indicado en la tarjeta de invitación. Cuando el reloj dio las doce del mediodía, se abrieron las puertas y en el órgano empezó a sonar la conocida marcha nupcial acompañando a la flamante novia y futura esposa en la eterna procesión al altar.
El oficio se llevo a cabo de manera informal, el cura dio su bendición y la segunda carta de San Pablo a los Corintios capto la atención de todos los presentes por haber tocado un tema tan antiguo y tan actual como es "el amor".
La salida fue entre aplausos y bolsas de arroz de segundas marcas. Los saludos fueron breves pero efusivos y los más íntimos partieron a una recepción que darían los recién casados en algún lugar del conurbano.
Los que no tuvimos tanta suerte, caminamos dos cuadras al patio cervecero de Quilmes a disfrutar tres pizzas grandes, dos chops cada uno y el sabor del encuentro. Un brindis por la apuesta al amor, por elegir entregarse a otra persona amparados por tres leyes basicas: libertad, fidelidad y confianza. Salud!